¿QUIÉNES SOMOS?

La pareidolia de Jacinto

Aquel hombre poseía un don increíble que se cotizaba a cien pesos la consulta. Era el curandero del barrio, tiraba el cuerito, curaba el mal de ojo y daba inyecciones. Todo lo enumerado antes constituía su metier. Claro está que para cada consulta se agregaba algún...

Olga y Esther. Día 1.

Olga se asomó a la ventana y dio un sobresalto, enredada en sus piernas cansadas y varicosas, rumbeó a la puerta de calle. ¿Cuánto había pasado? ¿una semana?, un poco más, ¿diez días? En el cuidado que ponía para no volver a tropezar mientras llegaba al zaguán, no...