¿QUIÉNES SOMOS?

Una galleta mojada

por | 19 Mar, 2025

Abrí los ojos buscando a mi hijo Antonin con la mirada, pero no estaba, miro el cielo por la ventana, se veía nublado. Me quedo un ratito mas pensé, paso el tiempo y consigo desprenderme de la cama, agarro la bici sin desayunar y comienzo a pedalear y voy por la casa donde se quedó Antonin. Al llegar veo que está volviendo de hacer unos mandados con el abuelo. Tomo de la mano a Antonin, comenzamos a caminar sin mirar atrás. 

Las nubes nos decían que podía llover en cualquier momento, estuvimos caminando mucho, jugando y riendo por doquier. Volvimos a casa comimos el menú preferido de Antonin (guiso) y estuvimos armando la mochila porque el río nos estaba esperando para jugar en la arena ver a las pescaditos en la orilla y mojarnos las patitas.

Pasamos una de las mejores tardes en mucho tiempo, es que cada vez que vamos al río pasa algo especial, se siente otra energía, otra vibra. En el camino a casa Antonin ya venía durmiendo, después de la siesta lo pasa a buscar la madre.  

Me dí una ducha, preparé un churro y Salí en la chiva. Había quedado en ir a filmar un video a unos pibes tocando un tema para mandarlo a la TV de Alemania, nunca supe de que se trataba pero les dije que si para darle una mano.

Llego a la casa de los músicos, armamos el plano principal, descorchamos un vino, que buen combo pensé. Después de tocar el tema varías veces, ya no quedaba mas vino, que es como la nafta del artista. Salí a buscar una caja que duró diez minutos, nos pusimos a improvisar, me adueñe del bongo y estuvimos gozando un buen rato. Me voy les dije como si nada y me fui sin saludar.

No me había dado cuenta del estado de borrachez que tenía, hago una cuadra, viene una muchacha caminando rápido, como que le faltaba el aire: – ¿Tenes un pucho? Me grita. –¡Tengo una punta de porro! Le contesto y para re contenta. Cuando se va acercando noto algo raro en su cara, parecía que le había pegado mucho lo que estaba consumiendo. 

Detengo el andar de la bici, sale otro muchacho que se ve que estaba escondido, me hicieron la del tío pensé, cuando está llegando a mí, veo que pasa un patrullero, para, porque vieron la situación, aprovecho para seguir mi marcha.

Hago un par de cuadras mas, la bici se movía para todos lados, las motos me pasaban a gran velocidad, voy llegando a la avenida. Lo único que veía eran motos, motos y mas motos, eran como 70, andaban todas juntas, escapando de la policía e inspectores, es la nueva moda pensé. 

Sigo mi marcha más mareado que antes y encuentro a un compañero de futbol de hace muchos años. Me pide un porro, paro y le doy la punta que casi le entrego a la muchacha de las morisquetas. Me cuenta que está cuidando un auto a cambio de un papelito, lo miro a los ojos y me doy cuenta que ya venía tomando, habló por treinta minutos, no le pude seguir el hilo, mis pensamientos volaban y volaban.

Sigo el viaje sin despedirme, tambaleando de un lado a otro, recuerdo que las últimas cinco cuadras las hice caminando al costado de mi amada bicicleta. Abro la puerta y me doy cuenta que estoy solo, la cabeza me da vuelta, quiero dar amor, pasión, besar su cuerpo, ahora lo recuerdo cuando son las tres de la mañana, tomo agua y como todo lo que está a mi alcance; una galleta mojada.