¿QUIÉNES SOMOS?

Dos sentidos

por | 12 Mar, 2025

Cuando Ramón Patricio Gómez de Alcántara, Señor de la cuadra, con su chaleco reflectivo y sus casi ochenta años le hizo señas a Mauricio mostrándole un sitio libre donde estacionar, el frío que venía del mar le arrebataba de sus narinas sendas volutas de vapor.

La luna, llena y transilvánica, empujaba su tenue y tétrica luz tratando de herir la niebla, y a nivel de la calle, media humanidad del barrio de los Pocitos dormía confortablemente en sus dignos aposentos.

Desde el baldío, Reino de Alcántara, Pedro de Los Caniles, paje perruno descabellado (no por falta de buen juicio, sino por falta de pelo), lo observaba clavado en el frío de aquella noche joven, cuando Mauricio, bajando de su Mercedes AMG ponía dos monedas grandes, redondas y calientes en la mano aterida del Lord.

-Vaya Usted sin temores y disfrute del sarao, que celará este su servidor la buenaventura de su faetón-, dijo Ramón con voz conspicua y ceremonial, al tiempo que con un ademán largo de su mano indicaba a Mauricio en dirección a la única mansión de luces encendidas.

Los dos hombres salieron en sentidos opuestos, uno hacia la fiesta que se revelaba en la enorme casona, el otro hacia el rincón de su Reino en el que tiritaba una débil llama que salía con miedo del fondo de un tarro de lata.

Allí, Don Pedro, el pequeño barbilla, ya había optado por dormir nuevamente con la panza vacía, el Reino estaba inmerso en profundas vicisitudes económicas. La crisis, que el gobierno trataba de ocultar había llegado ya a la volqueta de la cuadra.