Trazos e intentos
Trazos e intentos
Largos y escuetos.
Silencios que repite el viento,
Silbos de un tiempo cuando era bueno,
Todo enredado tejiendo el puerto
De lo que tuve, lo que está lejos.
Largo el camino, largo el regreso.
Patio sombreado, jardines secos.
Soy todo eso y aquel entierro,
Que no es olvido, que no es recuerdo,
Siembra que siembro, pájaro suelto,
Jaula que espera cuando me pierdo,
Lejos del fuego y fuego adentro,
Cuente conmigo cuando me invento.
Si no hay mañana, si no hay lo nuevo,
Razón que tiene siempre el espejo,
Será que somos pero más viejos.
Y no es derrota y no es cansancio,
El del espejo somos nosotros
Y es ese extraño que nos espera,
Paciente, del otro lado.
Aquel color
La puerta está como la encontré.
La vereda sube hasta su casa,
tormento atornillado en mí,
escondida la sombra, fría ha de crecer.
Siempre el mismo atesorador, el silencio
guarda todo lo perdido.
La caricia y el adiós,
lo que resta, nosotros dos;
Pero ya me voy.
Suelto amarras de tu balcón, me pide sueño el sol.
Dulce consecuencia, reino incorregible,
Amenaza que ronda, su corazón.
Cultivo imposible la constancia y el amor.
Consume vida, vuelto un reproche
cansado el verso de mi canción sabe que es tarde,
por eso, digo -ya me voy-.
Sobre la escarcha la voz tendida,
viento arrastrando lo que quedó,
la vida tiene alas dormidas
y en su pollera bordado un sol.
Ciego el zumbido nos aturdió,
de lejos viene lo que nos dimos
y el tren del norte que se atrasó.
En las miradas los dos quisimos arder tranquilos aquel color.