Llovía y estaba aislado, física y mentalmente. Entre el asma que no me deja ir a golpear cosas en el galpón del fondo, el resfrío que no pasa y la estufa tentadora voy sintiendo desde temprano en esta mañana de domingo que se me reducen los grados de libertad. Pa´ colmo en el mundial sub 20 juega USA y KSA que es como mirar un partido del Atlas del ascenso argentino. Y si por si fuera poco no están “Hombres de montaña” en el History. Estos viejos apuntan a mi corazón natural y salvaje… pero no están. La invitación-orden de mi señora de hacer unos choris en la estufa me sientan frente al televisor sin remedio. Y aparece en todo su esplendor “Dile si al vestido”. Estos yanquis de mierda hacen un programa- que aparece en h&h- de la nada. Seis doncellas subidas de peso acompañan a la novia a elegir el vestido. Esta va acompañada de Jack, su novio, un tetrabrik lleno de botox que no voy a decir que tiene tendencias gay pues me dirían discriminador. Y los tipos que hacen un programa de la nada, si tiene encaje o no, y ven que dice Jack primero que nadie, pero después la madre, la prima y las demás. Luego el vestido tiene una parte transparente y escuchamos nuevamente las valoraciones de Jack, de la madre de la novia y de las demás. Luego si resalta las caderas, si tiene brillo, si la hace feliz a la novia (el vestido, no Jack) y nuevamente la ronda de opiniones de Jack, la madre, las doncellas ante la mirada sospechosa de la dueña del local. Y yo pienso y miro si podría acompañar a alguien a comprar un vestido. Por supuesto que no de novia pues ya es tarde y no deseo reincidir, pero tampoco ningún otro. Estimo en quince cuadras lo más cerca que puedo estar de las decisiones sobre que vestido usar. Y los chorizos que no se asan, y usaksa que son más aburridos que chupar un clavo, y a lo que atino es a mirar el vaso de vino y darle un sorbo…. ¡madre que lo pario con el asma y el resfrío!
Katherine, la novia, le puso un nueve y yo pensé: – salimos finalmente de esto. Pero en off se preguntan si lo autorizará la madre de la novia. Ésta, al opinar genera algunas dudas y la novia que titubea y con tono idiota exclama: -uh! ahora no sé lo que quiero. Y van en el primer tiempo, y recién di vuelta los chorizos, y no amaina… lo único que espero que no se me termine el vino.
Al final, ella admite: – ¡me veo casándome con este vestido! Tiene la aprobación de su mamá… y de Jack… y a mí que se me funden el calzoncillo con el escroto.