¿QUIÉNES SOMOS?

Cartas de amor

por | 13 Nov, 2024

Marta:

Les escribo estas líneas por el problema de ayer.

Usted tiene que comprender que para mí no es nada fácil, sobretodo después de mi última internación dónde pensaron que me pelaba, y más a mis años. Yo estaba muy nervioso porque mi nieta la mayor me dijo: “Bandido! ¿A dónde vas tan arreglado? ¿A la casa de la gata?” y no me gusta que piensen eso de usted y por qué no soy un niño para andar diciendo a dónde voy y a dónde no voy.

Usted estaba preciosa, se parecía a la finadita de mi mujer, que ya hace más de 20 años que me la llevaron para el cielo, usted dirá que eso fue hace mucho, pero yo le digo como dice la canción que 20 años no es nada y que yo la sigo extrañando de a ratos, con la boca pintada y ese vestido a florcitas parecía un ángel. Quizás también fue por eso, yo no pretendo irrespetuarla con las cosas de la carne.

Fue por eso que me fuí poco más que corriendo después de terminar el café y sentir que la cosa iba para otro lado, ese lado que todos queremos ir pero a veces en mejor esquivarlos, por qué es solo eso.

También sentí los ojos de sus gatos de porcelana, los que tiene arriba de la televisión, que me miraban fijo y pensé también en los ojos de los vecinos, ¿que van a decir?, Imagínese a los muchachos del boliche suponiendo cosas que no son, o vaya uno a saber.

Después que salí por el portoncito del frente y usted me miraba perpleja, sin entender que pasaba, sentí ganas de volver, darme media vuelta, cerrar la puerta fuerte mientras la abrazaba y le despintaba la boca, cosas que le quedan a uno de cuanto era chiquilín supongo.

Por eso me fuí ayer así, comprenda.

La próxima tomaré coraje y le diré a mi nieta, a los vecinos, a los del boliche que me dejen quieto, que me queda poca piola y que no jodo a nadie. Si usted no se ofende, con un repasador, como el que tenía en la bandeja, con gallinas y huevos dibujados, tapo los gatos de porcelana y vemos que pasa.

Disculpe

Roberto