¿QUIÉNES SOMOS?

Burros

por | 28 Ago, 2024

Es el tercer burro que le desaparece a Tiburcio. La noche lo tragó y por más que lo buscó en la quebrada y por las vera del río pedregoso sabía que no iba a aparecer. Cuando el monte tiene hambre se come algún animal del poblado, eso es ley entre las gentes del lugar y es preferible eso a que uno de ellos sea el escogido. Rómulo, el último desaparecido, contó en el bar antes de salir con su machete cuesta abajo, que se oían cerca los diablos del monte. No volvió y nadie preguntó por él, ni siquiera su mujer y sus 4 hijas. 

Los burros perdidos significaban menos cosecha, menos comida, menos ventas. La tierra labrada es una máquina de dar, pero a veces también quita. Tiburcio cambió sus herramientas a su vecino, extrañaba a sus compañeros de trabajos y charlas en voz baja, no quería otros burros. 

El arado de palo se convirtió en 4 gallinas jóvenes, 2 cluecas, una bolsa de papas y una de habas. María Luisa, su esposa lo intentó consolar con esmero, preparando su comida favorita, bordandolé una camisa nueva e incluso durmiendo desnuda a su lado, pero fue inútil, Tiburcio seguía triste y enojado con él monte.

Una madrugada escuchó ruidos cerca de su casa y salió con un palo en la mano, 3 de sus gallinas no estaban, algunos pollitos estaban decapitados y los vivos estaban desorientados, caminaban en círculos piando fuerte totalmente enajenados 

Se puso el pantalón y bajó corriendo al río. 

Nunca más se supo de él, tampoco preguntaron. Todos entendían. 

Cuando su mujer salió de la casa a los 10 días, después del luto le dijo a su vecina 

«Tiburcio se fue detrás de sus burros, ahora es feliz»